NOELIA "LA NEGRI"

Foto: Curro Medina
Noelia Heredia, conocida en el mundo del flamenco como la Negri, se fue de casa a los 29 años: cuando tocaba el cajón tenía que hacerlo a escondidas de su padre, que consideraba que “no era apropiado para una chiquilla gitana debido a la postura masculina que ello conlleva”. Criada en Orcasitas (Madrid), siendo todavía una cría con dientes de leche, hacía sonar la madera de los pupitres y las puertas de casa.

Ahora Noelia es una percusionista y cantaora reconocida en el circuito del flamenco, sobre todo en el de la capital. Si primero tuvo que enfrentarse a su progenitor, desde que empezó a formarse de manera profesional —a los 24 años— ha tenido que hacerlo también frente a muchos hombres que consideran que una mujer que toca el cajón rompe con la imagen clásica de este género musical: "No vales para hacer tu trabajo porque no tienes la fuerza ni la velocidad de uno de nosotros", le han dicho en alguna ocasión. También le dicen que se cree un machote y no lo eres o que no vales porque no tienes la rapidez necesaria ni el aguante".

A Noelia la rabia se le agrupa en las manos, frunce el ceño y el cuerpo, y golpea su instrumento; otras veces se desgañita y canta al amor, "que no todos los besos son iguales, algunos no sirven y otros no valen". Su carrera, como la de muchos profesionales sin recursos, se ha gestado a través del oído, gracias a los casetes que escuchaba en casa: no sabe interpretar una partitura, ella lee los pies y el taconeo. Ese brío que sube por sus órganos al actuar se convierte en enojo cuando un empresario le paga menos que a un hombre por el mismo trabajo.

Entre sus actuaciones, destaca su participación en el homenaje a Pedro Zerolo que el PSOE le rindió tras su muerte.